quinta-feira, 10 de abril de 2008

Excerto de El Sindicalismo de Victor Griffuelhes

(...)
V. La acción directa

Es esta una palabra que suscita muchas discusiones. Se han complacido en dar de ella una definición falaz y ha sido agitada como un espantajo. La acción directa ha sufrido, en boca de nuestros contradictores, una deformación exagerada, que conviene remediar. En efecto, corresponde definir esta palabra a los primeros que la han lanzado.

Acción directa quiere decir acción de los obreros mismos, es decir, acción directamente ejercida por los interesados. Es el trabajador mismo quien realiza su esfuerzo, y lo ejerce personalmente sobre los Poderes que le dominan, para obtener de ellos las ventajas reclamadas. Por la acción directa, el obrero crea su lucha y la dirige, decidido a no encargar a otro que a sí mismo el cuidado de emanciparle.

Mas como las definiciones teóricas no bastan para mostrar lo que nosotros entendemos por acción directa, citaremos como ejemplo la agitación promovida en Francia para libertar al capitán Dreyfus. Si se hubiese esperado esta liberación únicamente de la legalidad, puede asegurarse que nunca habría sido un hecho. Se conquistó a la opinión pública y se la dispuso en un estado de ánimo favorable a la causa del forzado, gracias a la agitación, a la campaña de la Prensa, a los mítines, reuniones, manifestaciones, demostraciones callejeras que, en algunas ocasiones, originaron víctimas. Fue la multitud amotinada la que hizo presión sobre los poderes constituídos, y el complejo organismo judicial, puesto en movimiento, devolvió al capitán la libertad. Todo el mundo tiene demasiado presente en el espíritu este período de agitación para que necesitemos pararnos en él.

A consecuencia también de una agitación menos intensa, pero de idéntico carácter, los Poderes públicos atacaron al derecho de propiedad de los agentes de colocación, permitiendo la supresión del privilegio de que gozaban.

La actitud del Senado frente a la extensión de la jurisdicción arbitral a todas las categorías de asalariados muestra también el valor de la acción directa. Recordemos este hecho, demasiado poco citado.

En Julio de 1903, las organizaciones de los Empleados diseminaban por todo París un llamamiento a la corporación, que decía:

"¡Tened confianza!
¡Los empleados piden jueces! La Cámara se ha inspirado en sus deseos; ha adoptado, casi por unanimidad, un proyecto de ley que concede a los empleados la jurisdicción de árbitros.
Este proyecto está actualmente en el Senado. El ministro de Comercio lo ha defendido en un discurso documentado ...
Es imposible que tal lenguaje no sea aprobado por el Senado republicano.
¡Tened confianza!
Renunciad a manifestaciones intempestivas, que serían aprovechadas por los partidos de reacción y comprometerían nuestra causa. Con nuestra prudencia, debemos apelar a la prudencia del Senado".

A este lenguaje tan prudente, tan ... republicano, respondió el Senado con un acto democrático y ... republicano. A finales de Octubre, negaba el derecho a formar parte de los tribunales arbitrales a estos asalariados. Y esta negativa se hacía en el momento en que la Cámara votaba la supresión de las agencias de colocación. Sin embargo, conviene repetirlo, semejante supresión constituía un atentado, anodino sin duda, contra la propiedad, y la cuestión arbitral no era más que una extensión de una jurisdicción establecida.

Tres meses después, el Senado repetía su negativa, por una mayoría de votos mucho mayor que la primera vez. Ante tal obstinación, los empleados lanzaron el manifiesto siguiente:

"Al negar a los empleados del comercio y la industria la jurisdicción de árbitros, el Senado ha perdido la confianza que el proletariado de las oficinas y almacenes había depositado en su espíritu republicano. Protestar contra su voto reaccionario se nos impone como un deber.
Pero la protesta, que todas vuestras organizaciones corporativas deben hacer, sería vana, si no fuese seguida de una acción enérgica.
A esta acción debéis invitar a nuestros camaradas obreros para un esfuerzo solidario. No son sólo nuestros derechos los que han sido desconocidos; son también sus derechos los amenazados por los ataques de que ha sido objeto, por parte de los retrógrados del Luxemburgo, la institución misma del arbitraje.
Se han atrevido a invocar contra nosotros y contra todos los trabajadores los principios de la Revolución. ¡Qué audacia y qué impudicia! ¿Creen, pues, que habéis olvidado la historia de las luchas sostenidas en defensa de nuestros derechos? ¿Y quién, entonces, si no han sido los hombres de 1789 y 1793, ha proclamado más enérgicamente el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por sus pares, el principio de la elección de los magistrados?
La Federación Nacional de empleados os invita a una enérgica campaña de protesta y acción. El triunfo es posible: depende de vuestra resolución y de vuestra tenacidad. La violencia sería peligrosa para nuestra causa, pero la inacción y el silencio serían mortales. Por todos los medios que estén a vuestro alcance y en todos los terrenos de propaganda, manifestad vuestra voluntad, afirmad vuestro derecho.
Empleados del comercio y la industria:
Al negaros la jurisdicción de árbitros el Senado ha cometido contra vosotros un acto de injusticia. Vuestra Federación Nacional no se dejará desalentar por ningún obstáculo, desarmar por ninguna habilidad. Fuerte por vuestro apoyo, no dejará de combatir hasta que os haya sido asegurada la justicia por la victoria completa de vuestras reivindicaciones.
Hay diferencia entre los dos manifiestos. El segundo declara la acción enérgica indispensable y eso es lo que significa acción directa".

Para acabar, he aquí un comentario a la reproducción de un pasaje de Sembat en el Parlamento sobre la acción directa, de la cual hizo un somero examen; el comentario es de Pouget: "Pues bien, sí. Eso es la acción directa ... Es una manifestación de la conciencia y voluntad obreras; puede tener manifestaciones benévolas y muy pacíficas, como también ímpetus vigorosos y violentos ... Esto depende de las circunstancias".

Pero, en uno como en otro caso, es acción revolucionaria, porque no se preocupa de la legalidad burguesa y porque tiende a obtener mejoras que realicen una disminución de los privilegios burgueses.

(...)


Victor Griffuelhes
El sindicalismo
Primera edición cibernética, enero del 2004
Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés
Para acessar a obra completa:

domingo, 6 de abril de 2008

A Ação Direta

Como os pensamentos e as práticas da ação direta atravessaram os diferentes militantes e se propagaram em diversas direções?

Talvez a pergunta correta a se fazer não seja como, mas o que constitui este atravessamento que liga diversos e diferentes indivíduos a direções e projetos semelhantes, quiçá, comuns?

A ação direta é uma recusa de uma via política saturada. É o método da autogestão, isto é, constitui-se na própria autogestão em movimento. É estratégia que põe a “máquina de guerra” em ataque, que impõe a luta de dentro para fora, uma implosão (uma guerra política ou uma política de guerra): desgastando, corroendo, minando as forças do Estado capitalista.

É um vírus que contamina, espalha e dá ânimo ao instinto de revolta adormecido. Trata-se da capacidade humana de se indignar. É o móvel bélico que ocupa/desocupa espaços e não-espaços, imprevistos, que escapa e desaparece quando é contra-atacado e ressurge, na invisibilidade do disfarce e da camuflagem, onde o Estado policial ainda não controla, é a ação que se antecipa ao controle, o ludibriando, que finta a marcação da tática disciplinar. Enfim, a ação direta cria o novo, o inesperado, o “milagre” na repetição, no provável, no determinado. A ação direta é uma sensibilidade do inconformismo, um uivo de agonia, um espasmo de ira, uma recusa à uniformidade de controle.

Suas histórias impregnaram toda a humanidade, desde os mais remotos tempos, até ser nomeada, enclausurada, aqui ou ali, temporariamente (pois é fuga incessante), em um ou outro campo de força, mas, sobretudo, trata-se de uma idéia, um método, uma estratégia, um modus vivendi... sem dono, autor ou culpado.

sábado, 5 de abril de 2008

Nostálgicas Noites de Abril

Um artigo sobre Cazuza, Legião Urbana e a descrença da juventude[1]

“O meu partido é um coração partido e os meus sonhos foram todos vendidos tão baratos, que eu nem acredito. Os meus heróis morreram de overdose e os meus inimigos estão no poder”.



Abril é um mês de lamentações e nostalgias. Para quem está de saco cheio de ouvir letras preconceituosas que tipificam as mulheres denominando-as de “tchutchuca” e “cachorra” nessa nova onda do mercado fonográfico brasileiro. Um tipo de som que é rotulado de funk e que inunda as rádios e os programas de auditório da televisão. Músicas que fazem das palavras nas letras apenas um receptáculo adaptável ao ritmo. Para quem quer sair dessa calmaria e ir pegar uma onda agitada em outra praia. Falar de outras músicas que, em verdade, são poesias musicadas é discorrer sobre uma realidade cada vez mais distante. O fato de esporadicamente escaparmos dessa fugaz, mas cíclica tempestade mercadológica e ouvirmos canções como as de Cazuza e Renato Russo fazem dessa ocasião um ato solene de muita nostalgia e pesar. Dessa forma, a reflexão acerca do mercado fonográfico e o(s) gosto(s) do(s) público(s) no Brasil se tornam, cada vez mais, uma discussão necessária.

No título refiro-me ao mês de abril porque tanto Renato quanto Cazuza são do signo de Áries e, embora, Renato faria aniversário dia 27 de março a saudade torna-se mais intensa dia 04 de abril quando Cazuza completaria 43 anos. Estamos passando por um momento em que existe uma escassez daquele rock transgressivo dos anos 80, daquelas letras que lhe davam com temas existenciais e com o amor, mas amor no sentido amplo da palavra e não relações humanas permeadas de preconceito, machismo e submissão. E até mesmo a “dor de cotovelo” das letras de cazuza era recheada da mais pura erudição Moriartyana. [2]

Segundo essa perspectiva, e, diante dessa constatação cabem algumas hipóteses: o que mudou para que nas letras atuais, até mesmo nas do chamado rock brasileiro os questionamentos acerca dos problemas sociais estejam cada vez mais raros. O que ocorreu, em linhas gerais, que transformou a cara dessa juventude (metropolitana) do novo milênio. A juventude a qual fiz parte em finais dos anos 80 e início dos anos 90 tinha a uma aversão a músicas como pagode e sertanejo. E tal aversão não era um preconceito declarado, era antes disso, uma incompatibilidade de experiências, as letras não abordavam temas recorrentes a nossa vida enquanto jovens. Atualmente, vejo que não foi a temática desses estilos que mudaram, é claro que, por exemplo, a temática sertaneja se urbanizou (o sertanejo desde Chitãozinho e Xororó é enormemente influenciado pelo o country americano), é o caso também das duplas Leandro e Leonardo, Zezé di Camargo e Luciano, etcetera. Mas os discursos das letras ainda tratam de traições, brigas amorosas, casos extraconjugais. Assuntos esses, mais que desgastados, pois não se reciclam as mensagens ao público, aliás, muitas vezes não há essa preocupação, a criatividade nas composições dessas letras fica a cargo de falarem a mesma coisa de maneiras diferentes. Dessa forma, creio que mudaram os jovens.

Primeiramente, seria interessante começar por expor os fatos, pois como no filme de Antonioni (Blow up) não há jogo de tênis sem bolinha e, por derivação, nem notícia sem fatos. Uma das coisas notórias é que em cada momento o mercado trata de nos presentear com um modismo. Para não ir muito longe, foi assim com a lambada no início dos anos 90. Com toda aquela discussão moral que temos hoje, lembro até que, naquele período a Igreja católica foi mais contundente. Essa proliferação de grupos baianos em que os “cantores” quase que só abrem a boca para babar pelos os quadris libidinosos em movimento, já existia no início dos anos 80 com as chacretes, ainda não tanto exploradas pelas gravadoras, é verdade. Mas nomes como o de Rita Cadilac e Gretchen ainda hoje são personalidades recorrentes na mídia.

Muito bem, aonde quero chegar com tudo isso? Quando pensamos em música devemos levar em conta três aspectos que não podem ser vistos separados. A produção, a distribuição e o consumo. Na produção temos a figura do produtor ou, o que mais comum se chama de empresário, que procura ter uma visão geral do mercado e conhecer minimamente as expectativas do consumidor. Na distribuição encontramos o monopólio das grandes gravadoras em que se privilegiam os artistas de maiores vendagens, assim temos: o artista vende mais porque ele tem um esquema de distribuição ampliada e também, tem uma distribuição ampliada porque vende mais. Logo, uma artista que em um disco vende 100 mil cópias, sua rede de distribuição se amplia, as gravadoras então pagam a difusão nas rádios e as apresentações no programas de televisão, o que não é gratuito (o Gugu é um dos maiores empresários musicais do Brasil). Se no disco seguinte esse artista não chega nas 30 mil cópias, então todo esquema é desfeito e redirecionado para outro artista na mesma condição anterior.
Um dos exemplos mais característicos desse esquema é o caso do Tiririca, ou mesmo do Rafael ex-integrante do Polegar empresariado por Gugu, nesse último caso a perda de sucesso repentino trouxe sérias conseqüências para a vida do jovem. Não é fácil dormir famoso ao lado da Cristiane Oliveira e no dia seguinte acordar na sarjeta ignorado até pelos mendigos a sua volta. É uma barra muita pesada para segurar lucidamente, descobrir que não tem talento e que foi o tempo todo usado. Outro aspecto bastante importante que muitas vezes os críticos não dão a menor bola é, sem dúvida, o consumo. E na minha humilde opinião é o mais importante. Por que será que o Tiririca de repente, com todo o esquema lhe apoiando em seu segundo disco não vendeu o esperado? A indústria cultural é um fenômeno bastante significativo da sociedade de “massas”, mas como seu poder está situado nas relações humanas que nem sempre seguem as leis rígidas do mercado, que é também determinado pelos aspectos subjetivos, assim, a indústria cultural deixa também suas lacunas e suas limitações. E é nessas brechas que surgem um outro aspecto, a criatividade do artista que com coragem, mesmo em um esquema mercadológico muito restrito e excludente consegue colocar sua subjetividade, seu talento. É esses casos que lamento nessas noites nostálgicas de abril.

Deixando a nostalgia de lado e, tendo como paradigma os grupos empresas que seguem a risca as tendências de mercado. O excesso de informação, os veículos como televisão, vídeo clipes e internet que trabalham com a exposição de imagens são essenciais para a difusão de grupos como Tchan (um dos grandes exemplos, atualmente de empresas musicais – lembrando que isso não é privilegio do Brasil, há exemplos como Menudos de Porto Rico, New Kids dos EUA, etc). Por quê? Esses fazem “música” para serem vistas e não para serem ouvidas. É verdade! O Tchan antes de lançar um novo cd, veiculam antes o clipe ou a apresentação ao vivo. Ah..., Mas até grupos de rock fazem isso. Sim fazem, mas não é fundamental no seu trabalho, pois nesse caso o arranjo, a letra e o desempenho vocal são o que contam mais, isto é, a sonoridade consegue abarcar o fundamental da música que eles fazem. No Tchan, o que está em jogo não é a sonoridade, este aspecto está em segundo plano, o que conta é a harmonia entre os corpos voluptuosos em movimento, no compasso com o balanço sensual da canção e, o mais importante, é que tudo isso seja visto pelo consumidor. A imagem é mais relevante que o som. A sonoridade é subordinada aos movimentos da dança, e a parte vocal é um detalhe tão ínfimo que às vezes perguntamos (para ficar apenas no exemplo do Tchan) o que faz o Compadre Washington no meio daquelas beldades do bisturi? Mas ele tem um papel, senão tão importante, pelo menos complementar, que é o de fazer a personagem típica da tipologia que querem “enfiar” no caráter do brasileiro: o daquele cara que quando uma mulher passa por ele em sentido contrário ele sempre olha para traz, que é, em um universo machista, mais uma maneira gestual de se afirmar a masculinidade. O papel dele é representar as cantadas “típicas” de botequim que quase sempre se restringem aos termos como “gostosa”, “boasuda”, “popusuda”, etcetera.

Em síntese, o “funk” atual, o pagode da “barata”, da “amarelinha”, o sertanejo urbano (lembrando que esse exerce uma vantagem sobre os demais, porque falam a mesma coisa com palavras diferentes e, talvez por isso permaneçam no mercado) e todos os demais hits que tiveram sua vez, formam um fenômeno próprio da sociedade globalizada que preconiza, até pela própria sobrevivência do sistema, um consumo massificado. Eu sei que tudo isso já é “mingau batido”, mas eu tenho uma boa notícia para vocês, é que as modas duram no máximo duas estações, são em sua essência efêmeras. Mas, também tenho uma má notícia, outras sempre aparecem no lugar. Elas também são cíclicas.

No entanto, o fato de ficarmos torcendo o nariz para os modismos só nos faz colocar para fora um gosto estético que também não é nosso, um gosto tipicamente de classe média. (Se o leitor for de classe média ignore o período anterior, mas fique sabendo que você está lendo o jornal errado, vai ler Estadão, qualé!?). Veja bem. O que nos faz torcer o nariz para uma performance do Tchan, por exemplo? É, com certeza, um senso crítico mais apurado que denota uma formação mais refinada, de um meio social com mais oportunidade e com informações diferenciadas. Assim, é a formação que faz com que se supere o “gosto de massa”, e esse gosto massificado é o único acesso garantido da maioria dos brasileiros.
Então é a formação que seleciona e procura novas informações diferenciadas que promovem um juízo de valor mais acurado. Esse senso crítico supera o senso comum e ao mesmo tempo o desdenha, e esse desprezo pelas manifestações populares traz em si um preconceito tipicamente de classe média, do indivíduo que teve acesso a uma formação privilegiada em um país que não liga a mínima para a educação de sua população como um todo, num país que a todo ano cresce as dificuldades para um estudante de classe baixa chegar a Universidade. Dessa forma, o indivíduo que tem uma formação descente despreza os que foram marginalizados pela estrutura educacional brasileira, como os velhos antropólogos de gabinete que não enxergaram que as “sociedades primitivas” produziam cultura.

A questão não é torcermos os narizes para tais canções ou alguém ainda acha que essas músicas são simplesmente impostas pelo mercado e, de certa forma não representam as expectativas da nossa sociedade? Se acharem, podem ir ler outra notícia. As imposições existem, mas a recepção por parte da sociedade não se dá de forma passiva. Essas canções cumprem um papel de mercado, mas também representam os anseios da sociedade. A questão é que as expectativas da sociedade como um todo, são determinadas historicamente e estão ligadas à formação educacional (no sentido amplo). O que isso quer dizer? Ora, em um país que a classes dominantes não têm a mínima consideração pela formação de sua sociedade, e que, lógico, é o que convém ao seu interesse enquanto classe hegemônica. Pois, é vantajoso para as elites que nos apropriemos da idéia de que se não temos uma educação descente é porque não temos condições de passar no vestibular e, portanto, a culpa de não freqüentarmos uma universidade pública é do indivíduo e não do Estado. E mais, (e nesse ponto reside minha crítica) aqueles raros que chegam oriundos da classe marginalizada se apropriam dos gostos das classes dominantes, em vez de olhar para trás e ter uma postura crítica sobre o processo de sua formação. O jogo ideológico das elites, eu até que concordo, pois faz parte do papel a ser desempenhado por elas. Porém, o que não posso admitir é que, além de, não fazermos nada de efetivo para mudar esse panorama, ainda por cima, nos apropriamos dos gostos e estilos da classe que nos oprime e, ainda assim, enquanto seres pensantes nos identificamos mais com o deboche “intelectual” da classe média alta do que com os excluídos que deveríamos estar defendendo.

“Mas vem cá”, o título do artigo não é “nostálgicas noites de abril”, o que ele tem a ver com essa argumentação? Tudo. As noites de abril são nostálgicas pelas ausências dos dois maiores ícones do rock brasileiro e das músicas contestadoras que criavam e que, atualmente, são raras no universo juvenil. Da música que nos faz pensar sobre o que está acontecendo a nossa volta, é essa música que deveria ter mercado amplo para ela. Como teve com a Legião Urbana que recentemente alcançou a marca histórica para o rock brasileiro de 10 milhões de cópias vendidas, mas que, até 1996 antes da morte de Renato Russo, só tinha vendido 5 milhões, ou seja, os outros 5 está dentro de outro fenômeno de mercado que é a “necrofilia da arte”, quando um certo artista morre, há uma profusão de relançamentos promocionais que acabam alavancando as vendas dos trabalhos do artista.

Se no mercado fonográfico brasileiro não há muito espaço para a difusão de músicas de protesto é porque o brasileiro não foi formado para dar importâncias as coisas sérias como a política, a economia, etc, e achar que esses temas podem ser conteúdo das artes. O que vem ao encontro dos interesses das classes que estiveram no poder até então, pois a educação no Brasil só esteve em debate político quando foi necessário produzir uma mão de obra especializada ou quando se precisou formar mais profissionais para se pressionar a média salarial daqueles que estavam trabalhando. E como canta Cazuza: E assim tornamos brasileiros/Te chamam de ladrão, de bicha, maconheiro/Transformam um país inteiro num puteiro/Pois assim se ganha mais dinheiro. O que precisa mudar não são as “músicas para se ver”, e sim as condições de sobrevivência do brasileiro que na falta de uma vida confortável, de tempo para refletir sobre seus problemas vai procurar conforto no consumo de mercadorias que vendem o prazer, o prazer efêmero, mas ainda sim, o prazer, um alívio para seu dia-dia sofrível, e assim, tudo se encaixa, pois quem não tem tempo para refletir sobre sua própria condição humana, será mais fácil pensar que a música como a arte é em vão ou apenas um entretenimento. Só mudando a formação do brasileiro é que se produzirão músicas de melhor qualidade. Pois, tanto as condições materiais de existência como as relações culturais formam uma estrutura que se inter-relaciona e se determinam mutuamente e que, sendo assim, não pode ser vistas desconexas. As formas e os conteúdos de determinada música depende do contexto social ao qual ela foi criada. É por isso que nas noites de abril eu ligo meu som e começo a sonhar com um dia melhor ouvindo músicas que falam dos problemas existenciais pelos quais passamos. E aí penso nas possibilidades concretas que ainda temos para mudar o mundo, pois, embora, esses dois ícones da música brasileira representassem o inconformismo de uma geração que foi considerada perdida, há nas músicas de Renato Russo frases que dizem: Quando tudo está perdido sempre existe um caminho/Quando tudo está perdido sempre existe uma luz. Precisamos recuperar a esperança perdida em confronto com as adversidades do nosso dia-dia, pois o que define nós enquanto pessoa criadora do nosso meio social é a esperança que temos na construção de um futuro melhor, e não é ignorando e desprezando os nossos problemas, por mais insignificante que possam parecer, como é o caso da música brasileira (que de forma alguma é insignificante), que conseguiremos mudar essa situação. Devemos reativar a esperança, pois naqueles anos que se diziam perdidos, tínhamos a consciência de que estavam nos roubando nossa esperança e, é exatamente por isso, que aquela geração não foi uma geração perdida, e é por esse exemplo que devemos, atualmente, lutar contra essa política que sempre quis inviabilizar a ação dos jovens que também são excluídos.

[1] Originalmente publicado no Jornal Acadêmico do Curso de História: O Terrorista em 1999.
[2] Jim Moreaty alter ego de Neil Cassidy, personagem do Romance On The Road de Jack Kerouac, constitui-se um dos maiores clássicos da literatura beat.

Uma Singela Homenagem a Martin Luther King

Pride (In The Name Of Love) - U2

One man come in the name of love
One man come and go.
One man come here to justify
One man to overthrow.
In the name of love
What more in the name of love.
In the name of love
What more in the name of love.
One man caught on a barbed wire fence
One man here resist
One man washed up on an empty beach
One man betrayed with a kiss.
In the name of love
What more in the name of love.
In the name of love
What more in the name of love.
Early morning, April four
Shot rings out in the Memphis sky.
Free at last, they took your life
They could not take your pride.
In the name of love
What more in the name of love.
In the name of love
What more in the name of love.
In the name of love
What more in the name of love.
In the name of love
What more in the name of love.